El CIAM de Urbaser, un espacio pionero para la innovación en la economía circular

  • El Centro de Innovación Tecnológica para el Tratamiento de Residuos “Alfonso Maíllo” permite validar a escala semi-industrial soluciones para diferentes retos medioambientales
  • Urbaser pone su conocimiento al servicio de la sociedad para proponer soluciones circulares que ayuden a reducir los residuos.

El mundo afronta desafíos climáticos cada vez más acuciantes. Esto convierte en urgente la transición desde un modelo lineal de producción y consumo hacia un modelo circular en el que podamos reaprovechar y reacondicionar los residuos para volver a introducirlos en la cadena de valor. Urbaser apuesta por esa transición con su Centro de Innovación Tecnológica para el Tratamiento de Residuos “Alfonso Maíllo” (CIAM).

El CIAM, ubicado en Zaragoza y gracias al apoyo del Ayuntamiento de Zaragoza, permite a la compañía escalar tecnologías en estado de desarrollo intermedio con las que resolver los retos medioambientales a los que nos enfrentamos. Con sus técnicos especialistas de primer nivel, cubre el salto entre la investigación realizada por universidades y centros tecnológicos y el desarrollo industrial que se pueda aplicar en las plantas de tratamiento que Urbaser opera en todo el mundo. Contribuye así a optimizar los procesos productivos, aumentar el aprovechamiento de los residuos y darles una segunda vida. “El CIAM se convierte en una pieza fundamental del cambio, escalando aquellas tecnologías en estado de desarrollo intermedio que consideramos pueden generar un impacto positivo en nuestro negocio y en el desarrollo de la sociedad. Con nuestra labor, buscamos optimizar los procesos productivos, aumentando las ratios de aprovechamiento de residuos y dando una segunda vida a los mismos” explica Plácido Aurensanz, responsable del CIAM.

Con esta iniciativa, la compañía pone su conocimiento y su experiencia en la gestión eficiente de residuos al servicio de la sociedad y de las instituciones para proponer soluciones circulares que ayuden a cumplir los ambiciosos objetivos de reducción de residuos. Estos implican que, para 2030, tendremos que haber logrado que solo el 10 % de los residuos generados en nuestras ciudades se depositen en vertederos.

Urbaser fue pionera al apostar por la investigación, el desarrollo y la innovación hace más de 20 años. Su esfuerzo fue reconocido en 2023 con el Premio Nacional de Innovación. El CIAM, en concreto, lleva ya más de diez años poniendo en marcha multitud de proyectos al servicio de la economía circular. Entre ellos destaca el desarrollo del modelo de biorefinería, que, a través del proyecto CIRCULAR BIOCARBON en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza y con la consideración de alto interés por parte de la UE, busca obtener nuevos productos de valor añadido que reintroducir en el mercado, como los biofertilizantes, los recubrimientos de carbono de alta resistencia o el grafeno verde.

Plácido Aurensanz habla también de otras soluciones para impulsar el reciclado mecánico y químico de distintos plásticos: “Desde el área de procesos termoquímicos destacamos otros proyectos para el desarrollo de nuestra tecnología propia como el OTERSU, el ICAREPLAST o el proyecto PLASTICE, en el que continuamos optimizando el proceso mediante la mejora del proceso de limpieza y acondicionamiento de plásticos de entrada y la conversión en subproductos mediante tecnología de microondas”.

30 de marzo, Día Internacional de Cero Desechos

Este sábado, 30 de marzo, se celebraba el Día Internacional de Cero Desechos, con el que la ONU invita desde 2022 a crear conciencia sobre la necesidad de fortalecer la gestión de los residuos y sobre la importancia del consumo sostenible. El CIAM se une a este día con sus esfuerzos para ofrecer las soluciones más ecoeficientes y maximizar la recuperación de residuos, lo que contribuye a disminuir nuestra huella de carbono. Con su enfoque circular, Urbaser no entiende el residuo como un problema a gestionar, sino como un recurso del que se beneficiará el medio ambiente.

Autor: Plácido Aurensanz, responsable del CIAM