Estoy segura que muchos de nosotros nos hemos preguntado alguna vez qué ocurre con los plásticos que depositamos en el cubo de la basura. Aunque hasta la fecha hemos vivido en una sociedad de usar y tirar, ahora la mentalidad de la sociedad está cambiando hacia un modelo basado en lo que se conoce como Economía Circular. Este concepto se basa en un modelo de producción y consumo que implica compartir, reutilizar, reparar y reciclar los materiales y productos existentes durante el mayor tiempo posible. ¿Por qué darle un solo uso a un material que podemos reaprovechar y darle una segunda vida?
En la actualidad, tanto administraciones como empresas colaboran en aumentar el porcentaje de recuperación y reciclaje de los residuos que se depositan en los contenedores con especial hincapié en los plásticos. ¿El objetivo? Disminuir la cantidad de residuos que acaban en el vertedero o en el mar y reducir el uso de recursos fósiles.
Para entrar en detalle, os voy a intentar explicar algunos ejemplos sobre qué se puede hacer con las bolsas de plástico, envoltorios, botellas, etc. una vez que llegan a las instalaciones donde se separan para su posterior reciclado.
La gran variedad de plásticos que se ponen en el mercado dificulta su separación en las plantas de gestión de residuos. Por ello, es necesario aplicar una serie de técnicas y mejoras continuas que permitan clasificar los diferentes tipos de plástico en función de su composición (PET, PEAD, PP, etc.). Es lo que podemos definir como trabajosde preparación para el reciclado. Pero ¿existe un solo proceso para reciclar el plástico?
Reciclado mecánico vs reciclado químico
Una vez homogeneizado el material plástico, se somete a técnicas de limpieza, trituración y extrusión, para fabricar granza reciclada, lo que denominamos reciclado mecánico, que nos permite transformar estos residuos en nuevos productos, como bolsas de basura, perchas o palés, entre otros. Sin embargo, no todos los materiales están en condiciones de ser sometidos a este tipo de reciclaje, bien porque están muy degradados y no darían productos con buenas características o bien porque se encuentran mezclados con otro tipo de sustancias que harían que su separación y limpieza no resultara rentable.
Pero no nos alarmemos, ya que existen otras opciones, como el reciclado químico, que complementaría al reciclado mecánico. Se trata de una novedosa tecnología que consiste en descomponer los residuos plásticos en sus materias primas originales con las que fabricar nuevos productos químicos que pueden ser empleados directamente en la industria o servir como base para obtener nuevos plásticos.
Un ejemplo de ello es la planta piloto de reciclado químico, que se encuentra ubicada en el Centro de Innovación Tecnológica de Residuos “Alfonso Maíllo” que ha desarrollado Urbaser. Esta planta permite transformar los residuos plásticos en productos líquidos de alta calidad (mezcla de hidrocarburos) para su uso como nuevas materias primas secundarias (disolventes, hidrocarburos, etc.) para la industria petroquímica.
La respuesta global a todas las incógnitas que nos surgen sobre los residuos plásticos tiene una solución común, la Economía Circular y su apuesta por nuevas tecnologías innovadoras que nos ayuden a convertir en recursos los residuos que utilizamos en nuestro día a día, promoviendo la sostenibilidad ambiental, económica y social.
