La importancia de los espacios verdes en la mejora de la salud mental

Como todos sabemos, los parques, jardines, árboles, lagos… configuran la red verde dentro de las ciudades o pueblos, que nos ofrece una importante cantidad de beneficios para la salud. En este post os invito a indagar sobre cómo afectan los espacios verdes a la salud mental, porque nuestro comportamiento puede derivar directamente del medioambiente o de las características físicas y sociales del lugar donde vivimos. Y como bien es sabido, no es lo mismo vivir en un entorno rural, que en un entorno urbano.

¿Quién no se ha cobijado a la sombra de los árboles en las ciudades y se ha refrescado físicamente y se ha relajado mentalmente? Lafortezza, Carrus, Sanesi & Davies (2009) llevaron a cabo un estudio en Italia y el Reino Unido para analizar los beneficios de los espacios verdes en periodos de elevado estrés térmico, como el que hemos padecido en España en julio. Se centraron en los beneficios físicos y psicológicos y el bienestar general asociado con el uso de los espacios verdes en las personas durante estos periodos extremos. Los resultados fueron claros: las visitas más largas y frecuentes a los espacios verdes generan mejoras significativas en el bienestar. Es decir, el uso de los espacios verdes alivia la percepción de incomodidad térmica durante los períodos de estrés por calor.

Por tanto, puedo afirmar que el uso e interacción con elementos naturales mejora la salud física, social y también mental. ¿Quién no ha sentido relajación, desconexión mental, restauración psicológica y tranquilidad cuando pasea u observa escenarios naturales, parques, jardines, arbolado, etc? ¿Quién no tuvo la necesidad de reconectar con la naturaleza en los primeros días de libertad tras el confinamiento?

Infraestructura verde y relajación antiestrés

No se trata de un tema baladí o superficial, se ha estudiado y abordado desde diferentes prismas de conocimiento, por ejemplo, se ha relacionado la infraestructura verde con la relajación antiestrés (Grahn & Stigsdotter, 2010; Stigsdotter & Grahn, 2004), como medio para combatir enfermedades como la depresión y para promover la salud mediante un acertado diseño de jardines curativos.

Somos conscientes de que el contacto con la naturaleza mejora muchos aspectos de nuestra salud mental, por citar algunos: la atención, los sentimientos, reduce el estrés, la ansiedad y mejora la concentración y la autodisciplina. De la misma forma, un beneficio directo gracias al contacto con la naturaleza es la reducción de la necesidad de medicación y servicios sanitarios (Mind, 2007).

La relación de la salud mental con el uso de espacios verdes es un campo de investigación emergente que se está consolidado gracias a numerosos artículos científicos y ha tomado más fuerza después del episodio de confinamiento, durante el cual la población anhelaba intensamente poder visitar espacios naturales, playas, jardines, etc… recordemos que en los primeros días de libertad, las sierras, los parques, los entornos naturales se llenaron de personas…

Esa predilección inherente de conexión y/o reconexión natural ha sido abordada por numerosos investigadores que ha culminado con tres teorías que la respaldan:

Gente andando en bici por un parque
  • Teoría de la Biofilia, el término sugiere que el hombre necesita sentir la naturaleza, inconscientemente busca el contacto con otras especies y tiene la necesidad de estar cerca de la naturaleza.
  • Teoría ART (Teoría de la Restauración de la Atención): subraya que los espacios exteriores y los medioambientes naturales pueden ayudar en la recuperación de la fatiga de atención permitiendo a la gente distanciarse de las actividades rutinarias y restaurarse psicológicamente.
  •  Teoría de Recuperación del Estrés de Ulrich que ha evidenciado que las personas ingresadas en hospitales sanan más rápido y tienen menos recaídas cuando tienen vistas a espacios verdes desde sus ventanas.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que los resultados de los estudios que se realizan pueden afectar a las políticas espaciales urbanas y a la gestión de los espacios verdes. Somos conscientes de que existe una creciente presión sobre los servicios de salud mental, y que las intervenciones en espacios verdes son un complemento importante a las disposiciones actuales de salud y atención social. El problema es que todavía no hay un marco robusto para entender qué funciona, dónde y para quién.

Masterton et al. (2020) profundizaron sobre ello y revisaron 49 artículos, ofreciendo una teoría original predominante bajo 3 temas: Naturaleza, el Yo Individual y el Ser Social. La interacción de estos tres factores representa un nuevo marco conceptual para las intervenciones en espacios verdes para la salud mental y muestra qué funciona, para quién y en qué circunstancias. Los hallazgos de esta revisión no solo son teóricamente novedosos, sino que tienen relevancia práctica para quienes diseñan las intervenciones. Estamos en el buen camino, pero debemos aplicarlo de manera más firme en los diferentes procesos de planificación urbana. La salud mental puede ser mejorada con procesos de planificación, diseño y gestión del verde en las ciudades.

¿Cuánto tiempo debemos pasar en los espacios verdes?

Un estudio concluyó que las personas que pasaban al menos 2 horas por semana en la naturaleza eran consistentemente más propensas a reportar niveles más altos de salud y bienestar en comparación con las personas que pasaban menos tiempo.

Por último, es también importante analizar cómo afecta el uso de espacios verdes en la mejora de la salud durante periodos de tiempo más largos en la vida de una persona. En este sentido, White, Alcock, Wheeler & Depledge (2013) utilizando datos de más de 10 000 personas en UK, analizaron la relación entre los espacios verdes y el bienestar y entre espacios verdes urbanos y enfermedades mentales para la misma muestra durante un periodo de tiempo de 18 años, observando los cambios en el bienestar y la salud de los participantes mientras se movían de un lugar a otro. El estudio sugiere que la gente es más feliz cuando vive en áreas urbanas con un gran número de espacios verdes y exhiben menores desórdenes mentales y un bienestar significativamente mayor.

Por tanto, debemos apostar por esta relación, debemos integrar la perspectiva de salud mental en los procesos de planificación urbana, garantizando la equidad espacial (accesibilidad, cercanía, tamaño, etc.) y debemos aprovecharnos de los servicios ecosistémicos que nos brinda la naturaleza para alcanzar mejores ambientes urbanos y una población más sana.

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